Pocos acontecimientos registra la historia universal que hayan tenido tanta trascendencia como el descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492. A partir de ese día los horizontes de la humanidad se ensanchan y la ciencia occidental debe cambiar de fundamentos ante la existencia de una realidad que los hombres de la época no sospechaban. El viaje de Cristóbal Colón permite descubrir un continente ignorado, abre a la navegación el Atlántico, y es el punto de partida para la creación, en su sentido más amplio, de un Nuevo Mundo.
En los siguientes años comienza una alucinante historia de exploraciones en la que los españoles cruzan extensas comarcas, escalan cordilleras, atraviesan desiertos, ríos y selvas. En cuatro décadas los descubrimientos abarcan, desde la Florida a la Patagonia, un territorio cuatro veces mayor que Europa. En tan corto lapso fundan ciudades, instalan imprentas, hospitales y universidades, establecen virreinatos y capitanías. Se inicia además la radicación de miles de españoles en tierras americanas. Culturas y razas diferentes se encuentran, ora violenta, ora pacíficamente. Si bien la conquista tendrá aspectos oscuros, durante tres siglos la clara voluntad de fusión del español con el indígena dará paso al mestizaje cultural y étnico. A su vez, el aporte hispano representado por la religión, las leyes, la organización administrativa y el idioma castellano, aquel nacido en el valle riojano de San Millán de la Cogolla durante el siglo X, serán adaptados a las circunstancias de la vida americana. A la postre todo ello acabará fundiéndose en un crisol del que surgirá una realidad diferente que le dará forma propia y única a Hispanoamérica.
Una consecuencia de Descubrimiento quizás no suficientemente enfatizada, es la apertura, para los españoles primero y luego para otros europeos, de una tierra de promisión a la cual emigrar en búsqueda de nuevos y mejores horizontes, dejando atrás luchas políticas, religiosas o aflicciones económicas. A lo largo de estos 500 años aproximadamente diez millones de españoles cruzan el océano y echan raíces en América, siendo hoy en día la población descendiente de ellos más numerosa que la de la propia España.
La Rioja, si bien no se vio afectada por la salida de contingentes numerosos como Andalucía y Extremadura, no estuvo ausente de la empresa americana. Durante la época colonial se desplazaron desde ella capitanes, gobernadores y misioneros que tuvieron, junto a soldados y colonos, destacada participación. Sin embargo, es sólo después de la Independencia cuando llegan cantidades numéricamente significativas, en especial al cono sur del continente. Desde la última década del siglo XIX hasta nuestros días unos cuatro mil riojanos emigraron a Chile, siendo acogidos generosamente. Ellos y sus descendientes vincularon su destino al del país aportando un nuevo matiz a la cultura local, se extendieron por todas las clases sociales, y contribuyeron de manera decisiva al desarrollo de importantes sectores industriales.
Nuestra colectividad, con más de 80 años de vida institucional en Chile, primero bajo la denominación de Sociedad Benéfica Provincia de Logroño y desde 1982 de Sociedad Benéfica La Rioja, viene desarrollando desde hace dos años, dentro del marco de la conmemoración del Quinto Centenario, una intensa labor que culmina este mes de noviembre. Durante su transcurso tendrá lugar la inauguración del Rincón Riojano, futura sede de nuestra institución, y la realización del Segundo Congreso Mundial de Centros Riojanos, que contará con la asistencia de las más altas autoridades de nuestra Comunidad y de delegaciones venidas de diversos puntos de España y América. Queremos invitar a todos los riojanos y amigos de esta colectividad a acompañarnos en estos dos acontecimientos, que confiamos darán un especial relieve a nuestras actividades en un año de tanto significado como éste para el mundo hispánico.
Juan Antonio García-Cuerdas
Editorial, Revista Anuario Rioja , Santiago de Chile (octubre, 1992): p. 1.